La epigenética, memoria celular sensible a
factores emocionales
Aunque
su expresión es básicamente bioquímica, percibe los factores emocionales que
nos afectan, indicó Patricia Joseph Bravo, investigadora del IBt de la UNAM
En un
lenguaje de computación, los 23 mil genes que tenemos conformarían el hardware,
mientras la epigenética sería el software, dijo
La
epigenética es un tipo de memoria molecular y celular que resulta de cambios
estables en la expresión génica, sin alteraciones en la secuencia del ácido
desoxirribonucleico (ADN). Es un conjunto de modificaciones que existen en la
cromatina, y que se conservarán de una célula a otra dentro del organismo.
Aunque
su expresión es básicamente bioquímica, es sensible a los factores emocionales
que nos afectan. Incluso, condiciones sociales que influyen de manera
importante en personas y comunidades, como la pobreza, la desnutrición y la
marginación, tienen diversos efectos a este nivel.
“Es claro que no todo son los genes. Los
cambios epigenéticos ocurren a consecuencia de señales del medio ambiente y
hormonales”, explicó Patricia Joseph Bravo, investigadora del Instituto de
Biotecnología (IBt) de la UNAM, que con su trabajo, profundiza en las modificaciones
químicas que regulan la expresión genética.
“En un lenguaje de computación, los 23 mil
genes que tenemos conformarían el hardware, mientras la epigenética sería el
software”, ejemplificó.
Cromatina,
definitiva en la expresión
“La
epigenética es un conjunto de modificaciones que existen en la cromatina, y que
se conservarán de una célula a otra dentro del organismo. Hay mucha discusión
acerca de si esos cambios se heredan o no, pero es un mecanismo fundamental que
ocurre durante el desarrollo y participa en la diferenciación celular”,
detalló.
La
cromatina es el conjunto de ADN, histonas y proteínas ubicado en el núcleo de
las células eucariotas y constituye el cromosoma de éstas. “En parte, el cómo
está modificada es lo que definirá cómo será la expresión en la célula en el
organismo y de alguna manera, producirá las influencias que se presentan
durante el desarrollo de una manera natural, o bien, en una forma de reto”,
indicó.
Con
todos sus componentes, está muy compactada en el núcleo celular, dijo. “Para
que ocurra la transcripción génica, se requiere que pueda entrar alguna
proteína que la desdoble de alguna forma, como lo hace una llamada factor de
transcripción”.
Señales ambientales
y estrés
En
tanto, la epigenética es una interacción entre señales que ocurren en el medio
ambiente externo e interno, es decir, provenientes de otros tejidos u hormonas
del organismo.
“Muchos
de los problemas socioeconómicos que tenemos en el país, como pobreza,
desnutrición, hacinamiento, mala higiene y marginación, tienen en común que
generan un estado permanente de estrés en las personas”, señaló Joseph Bravo.
Este
último es una cascada de reacciones que se presenta en múltiples situaciones si
un estímulo externo causa un cambio en el equilibrio del organismo. Puede
definirse como la respuesta de un sistema autorregulable a una alarma general.
Puede
ser físico o psicológico, precisó. El primero se expresa con frío, aceleración
de los latidos cardiacos, diarrea o dolor agudo, mientras que el segundo,
genera miedo, ansiedad, trauma o depresión. Según el tipo, se activan
diferentes neuronas, como las del tallo cerebral (el físico), o las del sistema
límbico (el psicológico).
Si
esa tensión es sistemática o crónica, como en la desnutrición y la pobreza, los
factores sociales generan cambios epigenéticos.
Las
investigaciones de los canadienses Meaney y Szyf dieron origen a la epigenética
como ciencia del siglo XXI.
El
primero descubrió, en un estudio con ratas, que las muy cariñosas con sus
crías, que las acicalaban constantemente, procreaban a seres que en la adultez
manejaban mejor el estrés, mientras que las que lo hacían en menor grado,
generaban descendientes cuya reacción bioquímica a factores ambientales es
semejante a quien padece estrés crónico.
Szyf
analizaba el proceso de metilación, y con Meaney buscó el efecto de las señales
ambientales en la expresión bioquímica.
Encontraron
que, al acicalar la madre al hijo, estimula las vías sensoriales que liberan
serotonina en el hipocampo, la que hace que aumente la síntesis de un factor de
crecimiento y exista un mejor manejo del estrés.
“En los humanos también hay cambios
epigenéticos relacionados con las adicciones, el estrés postraumático y el
abuso infantil”, añadió Joseph, quien cursó la licenciatura en Química en la
UNAM, la maestría en Nutrición y Metabolismo en el Instituto Tecnológico de
Massachusetts, en Cambridge, Estados Unidos y el doctorado en Bioquímica en el
Colegio Imperial de Ciencia y Tecnología de la Universidad de Londres,
Inglaterra.
Además,
la universitaria ha contribuido a la caracterización de un péptido, la hormona
liberadora de tirotropina (TRH) en el sistema nervioso del roedor.
Este
péptido, que está involucrado en la comunicación intracelular en animales, en
los mamíferos se sintetiza en varios núcleos cerebrales, incluidas neuronas del
núcleo paraventricular del hipotálamo, que integran señales (neurales, hormonales
e inmunes) que regulan, entre otras, la función inmune.
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