Es definida como la pérdida progresiva y gradual de la
masa, función y fuerza del músculo esquelético durante el proceso de
envejecimiento;
Definida como la pérdida progresiva y gradual de la masa,
función y fuerza del músculo esquelético durante el proceso de envejecimiento,
el desarrollo del síndrome geriátrico conocido como sarcopenia, se encuentra
relacionado, entre otros, con factores como el grado de desnutrición y la
escasa actividad física de la población adulta mayor, afirmó la doctora María
del Consuelo Velázquez Alva, profesora-investigadora de la Universidad Autónoma
Metropolitana (UAM).
Según estudios preliminares realizados en el Departamento
de Atención a la Salud de la Unidad Xochimilco, particularmente en las áreas de
Salud y Sociedad y Ciencias Clínicas, la desnutrición influye en la prevalencia
de sarcopenia en adultos mayores, padecimiento que de no ser atendido puede
llevar al paciente a perder su funcionalidad para realizar las actividades
básicas de la vida diaria.
En México “no estamos preparados para ser un país
envejecido”, señaló la investigadora, quien advirtió que es lamentable que no
se considerara a los viejos en la Cruzada Nacional contra el Hambre, ya que la
población de adultos mayores se incrementará a 36 millones en los próximos 30
años, por lo que es fundamental emprender políticas encaminadas a la prevención
y atención de este padecimiento, de lo contrario, el sistema de salud podría
colapsar.
Agregó que los principales motivos de consulta externa de
los adultos mayores son las enfermedades del corazón con 40 por ciento y la
diabetes mellitus con 24 por ciento, seguidas por artrosis (desgaste o
rompimiento de cartílago en articulaciones), enfermedades pulmonares
obstructivas crónicas, infecciones respiratorias agudas, entre otros; sin
embargo, en el proceso de envejecimiento también pueden aparecer síndromes
geriátricos como la sarcopenia.
Junto con otros síndromes geriátricos como el deterioro
funcional asociado a caídas (éstas a su vez vinculadas con las fracturas,
principalmente de cadera, que con frecuencia derivan en infecciones e incluso
la muerte del paciente) y la depresión por abandono o por la vulnerabilidad y
fragilidad ante la imposibilidad de realizar actividades básicas de la vida
cotidiana.
La sarcopenia es un síndrome importante ya que se
relaciona con la discapacidad motriz, que se advierte cuando la persona tiene
dificultad para caminar adecuadamente o realizar diversas actividades ante la
falta de fuerza y masa muscular, perdiendo con ello su independencia y
funcionalidad.
El deterioro nutricional del paciente juega un papel muy
importante, pues al paso de los años el adulto mayor, sobre todo aquellos que
rebasaron los 80 años, generalmente presenta síntomas de anorexia, pierde el
apetito y no se le antoja la comida porque tienen disminuidas sus facultades
del gusto e incluso del olfato y del oído y también pierde peso. La depresión
además es una causa de desnutrición en la tercera edad, además dejan de comer
también debido a alteraciones de la cavidad bucal.
Por otro lado está la inactividad física. Culturalmente
en México la familia prefiere que el abuelo no haga nada, que permanezca
sentado por miedo a que pueda sufrir una caída; sin embargo, “hay que cambiar
el concepto”, porque sin actividad física disminuye su masa y fuerza muscular y
por tanto su funcionalidad para llevar a cabo las actividades básicas.
La doctora Consuelo Velázquez, junto con la doctora María
Esther Irigoyen Camacho, también del Departamento de Atención a la Salud de la
UAM, desarrolla el proyecto Evaluación del estado nutricional, sarcopenia y
salud oral en adultos mayores de la Ciudad de México y en sus resultados
preliminares han encontrado que de 90 abuelitas de 78 años en promedio, sólo 12
por ciento tuvo un estado de nutrición normal, 16 por ciento estaba desnutrido
y 72 por ciento tenía riesgo de desnutrición.
“Nos enfocamos a este 72 por ciento porque como grupo de
investigación queremos hacer medicina preventiva, hablar con esa gente y
ofrecer orientación nutricional”, dijo la investigadora, quien informó que de
ese grupo 41 por ciento tuvo sarcopenia y en 59 por ciento no se detectó.
Sin embargo, de las pacientes en condición de
desnutrición 77.2 presentó sarcopenia; de las ubicadas en el grupo en riesgo de
desnutrición, 45.9 por ciento la mostró y de quienes tuvieron un grado normal
de nutrición sólo siete por ciento tuvo el síndrome, por lo que es evidente que
sí hay una asociación entre el grado de desnutrición y la prevalencia de sarcopenia.
El tamaño de la muestra se ha aumentado a 500 estudios
donde se evalúan los factores etiológicos, nutricionales, metabólicos e
inmunológicos relacionados con la sarcopenia. Se evalúa también su movilidad,
capacidad de levantarse de una silla, caminar, entre otros movimientos, para
detectar si lo hacen con o sin dificultad, y asociar el estado de nutrición con
la funcionalidad y la independencia para desarrollar sus actividades.
Dichas evaluaciones se llevan a cabo en diferentes
escenarios como en hospitales, asilos y en vida libre o familiar, pues la
prevalencia de desnutrición cambia dependiendo del lugar donde se encuentren;
en familia, por ejemplo, la desnutrición es más baja.
La investigadora expuso que desde el punto de vista
metodológico se busca aplicar un algoritmo diseñado por un grupo de expertos de
Europa (donde tienen una población envejecida y llevan mucho tiempo preocupados
por el síndrome) para la detección oportuna de sarcopenia.
Este algoritmo consiste en medir velocidad al caminar,
medir la fuerza de la mano, así como la fuerza muscular de las piernas; para
hacerlo es posible utilizar equipos de resonancia magnética u otro dispositivo
para realizar técnicas de absorciometría dual de energía de rayos X, con el que
cuenta la Unidad Xochimilco, donde vienen los adultos mayores, se les hace un
escáner de cuerpo completo para conocer qué cantidad de masa grasa, masa libre
de grasa, masa muscular esquelética y densidad mineral ósea tienen.
“Nosotros estamos un paso adelante para empezar a aplicar
este algoritmo y poder determinar el índice de masa muscular esquelética”; una
vez determinada la asociación entre desnutrición y sarcopenia se propone un
programa de intervención que incluya suplementos que contengan los nutrientes
que realmente requieren, como proteínas y aminoácidos específicos, leucina,
Vitamina B, precursores de aminoácidos, que deberá estar acompañado de un plan
de entrenamiento de resistencia muscular.
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