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lunes, 3 de junio de 2013

En marcha un extenso estudio farmacológico con humanos sobre el Alzheimer

Se ha puesto en marcha un estudio farmacológico con humanos que podría resultar pionero si logra demostrar que cierto medicamento para la tensión arterial es capaz de ralentizar o incluso detener la progresión de la enfermedad de Alzheimer.
Este es el último de una serie de estudios financiados con fondos europeos que se están dando a conocer para conmemorar el Mes Europeo del Cerebro.
Sus premisas se estudiarán en profundidad durante dieciocho meses en el marco del proyecto NILVAD («Nilvadipine in Alzheimer's Disease»), que cuenta con una financiación por valor de 6 millones de euros en virtud del Séptimo Programa Marco (7PM) de investigación y desarrollo tecnológico.
Los intereses científicos del proyecto, un esfuerzo internacional de cinco años de duración coordinado por el profesor Brian Lawlor del Trinity College de Dublín, giran en torno a la detección temprana, el diagnóstico y el tratamiento de la enfermedad de Alzheimer y la neurobiología y el tratamiento de los síntomas psicológicos y del comportamiento en la demencia y diversos trastornos mentales.
El Alzheimer, la forma más común de demencia, repercute negativamente en la memoria, el pensamiento y la conducta.
Existe cerca de un centenar de tipos de demencia, pero el Alzheimer afecta al 62 % de los casos, concretamente a cerca de 5 millones de europeos y a más de 15 millones de personas a nivel mundial.
Por consiguiente, constituye una de las enfermedades más costosas para la sociedad, con una factura que supera los 440 000 millones de euros al año.
El incremento de su incidencia se atribuye a los avances logrados en los ámbitos de la salud pública y la atención médica, que han permitido que la gente alcance edades mucho más longevas que nunca.
Una de cada 25 personas de entre 70 y 79 años de edad padece alguna forma de demencia, porcentaje que se eleva a 1 de cada 6 personas entre los mayores de 80 años.
El profesor Lawlor confía en que esta colaboración entre expertos en Alzheimer de una decena de países dé frutos, dado que desde 2002 no ha aparecido ningún fármaco nuevo contra esta enfermedad, y eso a pesar de las múltiples líneas de investigación seguidas, finalmente en vano.
Pero el proyecto NILVAD ha generado hasta ahora algo más que promesas. El fármaco en cuestión, la nilvadipina, ya está aprobada para el uso humano contra enfermedades cardiovasculares.
Además se ha realizado un ensayo en fase piloto que ha demostrado que podría ser seguro para el tratamiento del Alzheimer.
En palabras del profesor Lawlor: «Intentamos averiguar si modifica la velocidad de progresión de la enfermedad. Los ensayos con animales arrojaron resultados prometedores. Un ensayo piloto anterior ofreció también indicios de eficacia».
En el ensayo participarán pacientes de ambos sexos de entre cincuenta y noventa años de edad con Alzheimer en estadio leve o moderado.
Se espera que este ensayo logre sus objetivos y que la nilvadipina represente un avance en el tratamiento del Alzheimer.
De este modo tendría grandes consecuencias en los costes que esta enfermedad neurodegenerativa acarrea para Europa en forma de cuidados sanitarios y sociales.

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