El embarazo y la infancia son los periodos de mayor
vulnerabilidad al uso de insecticidas domésticos. Así lo apunta el
primer estudio de este tipo realizado en España, que concluye que más de
la mitad de las mujeres que esperan un hijo utilizan estos compuestos
de forma rutinaria.
En el estudio, publicado en Science of the Total Environment, también se examinan las características sociodemográficas y de estilos de vida que más se relacionan con el uso de estos plaguicidas.
Durante los años 2003 y 2008, los autores llevaron a cabo un seguimiento a las mujeres que aceptaron participar en el proyecto desde el principio de su embarazo hasta el momento del parto y los primeros años de vida de su descendencia.
“Los plaguicidas se utilizan en ambientes domésticos para controlar plagas de insectos u otros seres vivos”, explica a SINC Sabrina Llop, del Centro Superior de Investigación en Salud Pública (CSISP) de Valencia y primera firmante del trabajo. “Las exposiciones durante el embarazo o la infancia se han relacionado negativamente con el crecimiento fetal y efectos neurológicos, así como con una mayor incidencia de la leucemia infantil”, continúa.
Las exposiciones a plaguicidas durante el embarazo o la infancia
se han relacionado negativamente con el crecimiento fetal y efectos
neurológicos
Los resultados revelan que el 54% de las mujeres embarazadas usaron algún tipo de insecticidas en el interior de las viviendas y el 15% empleó una combinación de dos o más métodos.
Por otro lado, el 47% de las mujeres embarazadas aplicaron insecticidas en el resto de la casa, el 7% todo el año, el 67% de manera estacional y el 26% de vez en cuando. El método más utilizado por las mujeres en los otros lugares de la casa fue el espray insecticida (69%).
El 2% de las mujeres utilizaron otros tipos de medidas de control de plagas en su dormitorio y 5% en el resto de la casa. Estas otras medidas incluían trampas para las cucarachas, polvo insecticida y medidas no químicas tales como los dispositivos de ondas. Solo el 1% de las mujeres utilizó repelentes de insectos durante el embarazo.
El 10% de las embarazadas utilizó insecticidas en el exterior de las viviendas, como en jardines o huerto y corrales con plantas, el 9% cada mes, el 14% cada 2-3 meses, el 20% 3 veces/año y el 57% ocasionalmente.
Menos estudios, más plaguicidas
“Las mujeres multíparas, nacidas en España, con nivel de estudios más bajo, con jardín, con la residencia próxima a cultivos y pertenecientes a las cohortes de Sabadell o Valencia son las que presentaron una mayor probabilidad de uso de plaguicidas domésticos”, sostiene Llop.El uso de estos plaguicidas continuó durante el primer año de su descendencia, aunque el 20% de ellas dejó de usarlos. El espray fue el método que más se dejó de utilizar en la habitación de los participantes (del 53% durante el embarazo a 26% durante la infancia). Por el contrario, el uso de dispositivo eléctrico se mantuvo constante.
Vías de exposición
Las principales formas de exposición a estas sustancias son la inhalación, el contacto dérmico y la ingestión no intencional. En bebés y niños la ingestión de polvo contaminado de la casa representa la vía más importante de exposición a plaguicidas residenciales.Para los autores, los bebés pasan más tiempo en casa y, en general, llevan menos ropa que los adultos. Además, su zona de respiración está más cerca del suelo, donde los residuos de plaguicidas pueden ser más altos, y son más propensos a tener contacto íntimo con plantas, césped y otras superficies.
“Los fetos y los niños son especialmente vulnerables a la exposición a plaguicidas debido a que sus mecanismos de detoxificación no están totalmente desarrollados y a su inmadurez inmunológica”, concluye Llop.
Referencia bibliográfica:
Sabrina Llop,
Lidia Casas, Loreto Santa Marina, Marisa Estarlich, Ana
Fernández-Somoano, Ana Esplugues, Ana Jimenez, Jan-Paul Zock, Adonina
Tardón, Alfredo Marco, Ferran Ballester. “Prenatal and postnatal
residential usage of insecticides in a multicenter birth cohort in
Spain”. Science of the Total Environment 445-446 (2013) 273–280.
Este estudio se enmarca en el Proyecto INMA (INfancia y Medio Ambiente, http://www.proyectoinma.org),
un estudio prospectivo multicéntrico que trata de evaluar los efectos
de la exposición a contaminantes ambientales sobre la salud y desarrollo
de los niños en diversos lugares de España.
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