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viernes, 21 de junio de 2013

Ancianos conmueven a Nicaragua con protestas por jubilación



"Ya viví suficiente, no me importa morirme. Por eso no tengo miedo a lo que pase", asegura Santos García, un anciano que se sumó a cientos de personas de su condición en una protesta que ha conmovido a varias ciudades de Nicaragua en los últimos cuatro días.
De cuerpo encorvado, pelo blanco, rostro y manos marcados por sus 67 años, García fue desalojado la madrugada del jueves por la Policía de las oficinas del Instituto Nicaragüense de Seguro Social (INSS), en las que permaneció protestando durante tres días.
Ahora, una barrera formada por cuatro filas de oficiales armados con bastones, impiden el paso hacia el edificio del INSS a unos 200 ancianos mayores de 60 años, familiares y estudiantes universitarios que apoyan su causa.
"Ni un paso atrás", "el pueblo unido jamas será vencido" y "policía únete", corean los manifestantes que también lanzan agua a los agentes, la mayoría estudiantes de la Academia de Policía.
La protesta, que ha conmovido a la población, cumplió el jueves su cuarto día sin que se produzca un diálogo y líderes del movimiento aseguran que no cederán hasta que obtengan una solución a sus demandas.
Durante las manifestaciones que se concentran en la calle Colón, a unos 150 metros de las oficinas del INSS, de vez en cuando se producen incidentes entre agentes y manifestantes.
La mayoría de los ancianos -algunos con bastones- padecen hipertensión, diabetes, reumatismo, pero soportan horas de pie bajo un candente sol, a temperaturas de 32 grados celsius y más.
La Unión Nacional del Adulto Mayor (UNAM) tiene un registro de 15.000 personas mayores de 60 años en todo el país, que por diferentes razones no lograron completar el mínimo de 750 cuotas semanales para obtener una pensión.

Esta organización reclama una pensión reducida equivalente al salario mínimo de unos 140 dólares mensuales para sus miembros.

"El INSS es patrimonio nuestro porque no responde a pagar lo justo (...) venimos a reclamar no a pedir ni a pelear, es una protesta pacífica, pero como en respuesta el gobierno envía hasta a 300 policías", se quejó García.
Este anciano comenzó a trabajar a los 16 años, pero solo tiene registradas 480 cuotas semanales, porque sus patronos no pagaban las cuotas al seguro pese a que se las rebajaban del salario.
Este hombre, que padece diabetes e hipertensión, sobrevive con ayuda de dos hijos, quienes tampoco tienen un empleo formal, lo que a menudo le dificulta comprar las medicinas que necesita.
Alejandro Zamora, de 61 años, pagó 680 cuotas al seguro social, le hacen falta 70 pagos para cumplir el requisito, pero "a esta edad ya nadie me contrata".
El gobierno, como mecanismo para compensar este vacío en la ley de seguridad social, entrega un "bono solidario" de entre 50 y 70 dólares mensuales a adultos mayores que no completaron el requisito para recibir una pensión de vejez.

También hace entrega de un paquete de alimentos básicos y atención médica. Aunque este beneficio se les ha ido quitando de forma paulatina, aseguran los manifestantes.

"El bono es una ayuda, pero tengo derecho a que el seguro me pague una pensión reducida porque en cada pago me quitaban (dinero) para cotizar", dijo Miriam Guerrero, de 70 años que trabajo como obrera en una fabrica textil.
La protesta de "los abuelos" ha ganado simpatía entre la población, organizaciones sociales y políticas que les expresan solidaridad a través de redes sociales y comunicados.
La hijastra del presidente Daniel Ortega, Zoilamérica Narváez, se sumó a la manifestación y calificó al gobierno de "insensible" por reprimir la protesta cívica de los ancianos.
En medio de las protestas, el coordinador del sandinista Frente Nacional de Trabajadores (FNT), Gustavo Porras, acusó a los promotores de la protesta de estar orquestados con sectores de la derecha para afectar al gobierno y al INSS.

Porras, quien también es diputado sandinista, estimó que para cumplir la petición de la UNAM, el INNS necesitaría desembolsar 2.000 millones de dólares anuales, que no tiene.

"No podemos condenar a estos ancianos a morir en la indigencia, a morir protestando y verlos morir en las calles sería un fracaso para la sociedad", dijo en un dramático llamado el rector de la privada Universidad Americana, Ernesto Medina.
El Arquidiócesis de Managua expresó en un comunicado que "estos adultos mayores, que han trabajado colaborando con el desarrollo del país, merecen el respeto y el apoyo necesario para acceder a unas condiciones de vida digna. Es inaceptable cualquier intento de represión en su contra o impedimento a su justa protesta cívica".

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