Hay relación entre la ansiedad a largo plazo y la inflamación
Una posibilidad es que las personas estresadas sean simplemente menos sanas, por ejemplo que fumen y beban más y duerman menos.
Estados Unidos / Ciberpasquinero
Un estudio reciente sobre el resfriado común podría ayudar a explicar por qué el estrés, que debilita al sistema inmunitario, parece desencadenar inflamación en muchas personas.
Esto podría parecer contradictorio, ya que el sistema inmunitario crea la inflamación (por ejemplo, el enrojecimiento que rodea a una herida) para ayudar al cuerpo a sanar. Pero la investigación sugiere que los niveles altos y a largo plazo de estrés contribuyen a la inflamación.
A su vez, la inflamación puede llevar a afecciones como enfermedad cardiaca, asma y trastornos autoinmunes, en que el sistema inmune ataca al organismo.
Aspecto clave
La investigación "sugiere el tipo de enfermedades que son afectadas por el estrés", apuntó el autor líder del estudio Sheldon Cohen, profesor de psicología de la Universidad de Carnegie Mellon en Pittsburgh. "Son enfermedades en que la inflamación es un aspecto clave".
En las últimas cinco a seis décadas, los investigadores han relacionado el estrés con la enfermedad, señaló Cohen. "No cabe mucha duda de que las personas estresadas están en mayor riesgo de desarrollar algunas de estas enfermedades o de que se hagan más graves. Cómo sucede exactamente está menos claro. ¿Cómo logra el estrés afectar los resultados de las enfermedades?".
Decisiones malsanas
Una posibilidad es que las personas estresadas sean simplemente menos sanas, por ejemplo que fumen y beban más y duerman menos.
En esa área, el desafío es averiguar qué sucede primero, el estrés o las decisiones malsanas.
La otra posibilidad es que las hormonas del cuerpo que responden al estrés tengan algo que ver.
Estrés psicológico continuo
En el nuevo estudio, investigadores realizaron dos experimentos con más de 300 personas, con la finalidad de obtener más conocimiento.
Los investigadores preguntaron a los participantes sobre los estreses de sus vidas, y luego les expusieron a virus del resfriado para ver si enfermaban.
Tras ajustar las estadísticas para tomar en cuenta varios factores, los investigadores hallaron que las personas cuyos organismos tenían niveles más altos de estrés psicológico continuo (como el que provoca un divorcio) eran menos capaces de reducir la inflamación.
Contexto del mundo real
Esto pareció tener algo que ver con que las células de sus sistemas inmunitarios fueran menos sensibles a una hormona que desactiva la inflamación.
Las personas con más estrés también estaban en mayor riesgo de contraer un resfriado, según el informe que aparece en la edición en línea del 2 de abril de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
El Dr. Andrew Miller, profesor de psiquiatría y ciencias conductuales de la Facultad de Medicina de la Universidad de Emory, que estudia la forma en que el estrés afecta al sistema inmunitario, dijo que la investigación "provee un ejemplo muy concreto sobre cómo el estrés crónico y sus efectos sobre el sistema inmunitario pueden afectar nuestras vidas cotidianas en un contexto del mundo real".
Parte de un panorama
Sin embargo, esto es solo parte de un panorama más amplio sobre cómo el estrés afecta al cuerpo, advirtió Miller.
"En las épocas ancestrales, un ambiente estresante muy probablemente conllevaba un alto riesgo de alguna forma de lucha y de ser herido, y por tanto infectado", planteó.
"La inflamación es un proceso en el cuerpo que es esencial para combatir las infecciones y sanar las heridas. Por tanto, que el estrés induzca inflamación es una forma en que el organismo se prepara para luchar en un ambiente que representa un peligro de ataque".
Aunque el estudio encontró una relación entre el estrés psicológico crónico y la inflamación, no probó que exista una relación de causa y efecto.
FUENTES: Sheldon Cohen, Ph.D., professor of psychology, Carnegie Mellon University, Pittsburgh; Andrew H. Miller, M.D., professor, psychiatry and behavioral sciences, Emory University School of Medicine, Atlanta; April 2, 2012, Proceedings of the National Academy of Sciences, online
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