Quizá la plata no sea el material que viene primero
a la mente cuando se piensa en solucionar problemas de origen
bacteriano, pero lo cierto es que la industria médica la emplea desde la
década de los treinta del siglo pasado como biocida por su capacidad
para frenar, inactivar o controlar muy numerosos organismos dañinos.
Hoy en día, las nanopartículas de plata antimicrobianas poseen una amplia gama de usos y un ejemplo de ello es la prevención de olores de origen bacteriano en camisetas y calcetines deportivos.
Hoy en día, las nanopartículas de plata antimicrobianas poseen una amplia gama de usos y un ejemplo de ello es la prevención de olores de origen bacteriano en camisetas y calcetines deportivos.
Las propiedades
antibacterianas de la plata son ya conocidas, pero no tanto así los
posibles efectos de la nanoplata cuando va a parar a las aguas
residuales a consecuencia del lavado de estas prendas.
La ciencia ha
mostrado que la nanoplata no supone apenas riesgo para el medio
ambiente, pues su tratamiento en las plantas de aguas residuales las
transforma en sulfuro de plata, una sustancia prácticamente insoluble.
Para dar con una conclusión definitiva sobre los riesgos potenciales de este material se creó el proyecto financiado con fondos europeos PROSUITE.
Para dar con una conclusión definitiva sobre los riesgos potenciales de este material se creó el proyecto financiado con fondos europeos PROSUITE.
En él se analizó el impacto medioambiental de la nanoplata procedente de las camisetas deportivas durante su ciclo de vida al completo, desde la extracción del metal hasta que la prenda se desecha.
No obstante, «aún no se conoce a la perfección el riesgo para el medio
ambiente y la población que podría suponer la nanoplata», añadió.
El estudio PROSUITE «posee gran relevancia» pues «proporciona un registro» del impacto de este tipo de camisetas, afirmó el profesor Anders Baun del Departamento de Ingeniería Medioambiental de la Universidad Técnica de Dinamarca.
El estudio PROSUITE «posee gran relevancia» pues «proporciona un registro» del impacto de este tipo de camisetas, afirmó el profesor Anders Baun del Departamento de Ingeniería Medioambiental de la Universidad Técnica de Dinamarca.
No obstante y según Baun, en términos
generales, «liberar plata en el medio ambiente es desaconsejable».
En
este sentido hizo referencia a un estudio en el que se encontraron
indicios de acumulación de nanoplata en la cadena alimentaria tras
estudiar plantas y animales en un humedal en condiciones experimentales.
Añadió además que se desconoce la influencia que ejerce el
recubrimiento de la nanoplata sobre su comportamiento en el medio
ambiente.
La investigación de PROSUITE, la primera de este tipo sobre un nanomaterial, permitió descubrir que el impacto medioambiental de una camiseta tratada con nanoplata sería menor en comparación al de las prendas tradicionales si se lavara con menos frecuencia que las convencionales por sus propiedades antimicrobianas.
La investigación de PROSUITE, la primera de este tipo sobre un nanomaterial, permitió descubrir que el impacto medioambiental de una camiseta tratada con nanoplata sería menor en comparación al de las prendas tradicionales si se lavara con menos frecuencia que las convencionales por sus propiedades antimicrobianas.
Este trato
compensaría además la huella medioambiental ligeramente mayor que posee
su producción. Walser explicó que:
«En comparación con el total de emisiones tóxicas que genera el ciclo de vida al completo de una camiseta, las correspondientes a la nanoplata a través de su lavado resultan mínimas».
Aún así, para poder evaluar al completo
los beneficios medioambientales de los tejidos que contienen nanoplata,
se debe indagar más sobre otros aspectos como la producción industrial
de la propia nanoplata o si los tejidos en realidad se lavan con menos
frecuencia.
Nowack considera que la nanoplata es un biocida efectivo que
posee pocas desventajas. «No existen indicios sólidos de la toxicidad
de la nanoplata», añadió.
Walser, que en la actualidad ejerce como científico adjunto en la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA) de los Estados Unidos, dedica ahora su trabajo a la obtención de datos y la realización de estudios de modelización sobre las emisiones de nanopartículas que se generan en las plantas de producción con el fin de mejorar la evaluación del ciclo de vida de los nanotejidos.
Walser, que en la actualidad ejerce como científico adjunto en la Agencia de Protección del Medio Ambiente (EPA) de los Estados Unidos, dedica ahora su trabajo a la obtención de datos y la realización de estudios de modelización sobre las emisiones de nanopartículas que se generan en las plantas de producción con el fin de mejorar la evaluación del ciclo de vida de los nanotejidos.
A pesar de que este tipo de
tejidos no supone ningún peligro para sus usuarios, sí que podría
representarlo para los trabajadores de la industria nanotecnológica,
sobre todo a causa de su inhalación, indicó Walser.
«Las nanopartículas pueden penetrar en el pulmón hasta niveles muy profundos» y por tanto la inhalación sigue siendo «la ruta fundamental» a estudiar.
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