Gran parte de los niveles elevados de ácido úrico tienen que ver con el estilo de vida y alimentación.
La gota es una enfermedad inflamatoria articular recurrente que se asocia sobre todo al género masculino. Su causa es el depósito de cristales de ácido úrico en o alrededor de las articulaciones, principalmente en los miembros inferiores, en particular el dedo gordo, tobillo y rodilla.
El doctor Miguel Ángel Saavedra Salinas, jefe del Servicio de Reumatología en el Hospital de Especialidades del Centro Médico Nacional “La Raza”, del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), dijo que aunque la gota puede hacerse crónica, la mayoría de las veces se da en ataques episódicos debido a que los cristales afectan una sola articulación.
La gota tiene un inicio muy agudo y doloroso, que cede de manera espontánea o con tratamiento en un lapso de dos o tres semanas, indicó el especialista en reumatología.
Aunque pocas veces afecta varias articulaciones al mismo tiempo y es menos frecuente en las mujeres, en éstas se presenta después de la menopausia.
Se pensaba que la gota era una enfermedad de gente de posición socioeconómica alta, porque se asociaba con la ingesta abundante de alimentos y vino. Sin embargo, el padecimiento puede darse en cualquier nivel socieconómico, abundó.
Gran parte de los niveles elevados de ácido úrico tienen que ver con el estilo de vida y alimentación.
La concentración alta de éste es relativamente frecuente en la población por la ingesta excesiva de purinas (compuestos con nitrógeno que se forman en las células como parte del proceso metabólico y/o entran al cuerpo con los alimentos, y se degradan en ácido úrico), que se encuentran principalmente en carnes rojas, así como en las bebidas con fructuosa o endulzantes artificiales.
Los diuréticos y las bebidas alcohólicas también pueden elevar los niveles de ácido úrico en la sangre.
La fase crónica de la gota se caracteriza por la acumulación de ácido úrico en las articulaciones, que provoca incluso daño irreversible al inflamarlas y destruirlas.
Los niveles normales de ácido úrico en la sangre tienen una constante: en el hombre, alrededor de 7.5 máximo y en mujeres de 6.5 miligramos como máximos. Cuando estos rangos se rebasan, las personas pueden desarrollar gota.
Este padecimiento, tiene dos fases de control una vez que se presenta un cuadro agudo de gota.
La primera tiene como objetivo resolver los síntomas con anti inflamatorios, analgésicos o cortisona, según el grado de agresividad.
En la segunda fase o de mantenimiento, se utilizan medicamentos para mantener bajo el ácido úrico.
El doctor Saavedra Salinas señaló
que en las Unidades de Medicina
Familiar del IMSS se trata la mayoría
de los casos de gota.
Frecuentemente se identifican las elevaciones de ácido úrico a través de estudios a pacientes sin síntomas, pero con factores de riesgo tales como colesterol y triglicéridos altos, obesidad, diabetes, hipertensión y cardiopatías.
El manejo de este padecimiento requiere primero de reducir el ácido úrico sin medicamentos, para identificar las causas relacionadas con la alimentación y el consumo de fármacos.
En los módulos PrevenIMSS se privilegia el seguimiento a los antecedentes genéticos, los niveles de ácido úrico en los varones a partir de los 40 años y en las mujeres después de la menopausia a través de estudios de química sanguínea.
La gota puede tratarse de manera satisfactoria en la mayoría de los casos, por ello es importante un diagnóstico oportuno y la identificación adecuada de las condiciones que pueden causarla.
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