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sábado, 28 de julio de 2012

El envejecimiento es diferente entre hombres y mujeres


Falta infraestructura para atender a los adultos mayores

Conforman el 10 por ciento de la población total del DF, pero en los próximos años se incrementará el número de manera importante: Mayra Niño Zúñiga, de la ENTS de la UNAM
El envejecimiento es una situación totalmente diferenciada entre hombres y mujeres, sostuvo


En la actualidad, se estima que alrededor del 10 por ciento de la población total del Distrito Federal está constituida por adultos mayores, y en los próximos años, habrá un incremento importante en su número. No obstante, la ciudad no está preparada para ello, ni en el ámbito de urbanidad, de servicios de salud o de las familias, aseguró Mayra Guadalupe Niño Zúñiga.
La estudiante del Programa de Maestría en Trabajo Social, de la Escuela Nacional de Trabajo Social (ENTS) de la UNAM, advirtió que por el momento “no hay política social que tenga la cobertura para atender esta situación, porque el envejecimiento es una condición totalmente diferenciada entre hombres y mujeres”.
Si México no atiende este sector en los próximos años, enfrentará una circunstancia difícil de empobrecimiento, porque hablar de vejez también implica referirse a la marginación. “Seríamos un país de escaso desarrollo, con pocas oportunidades para nuestras generaciones de adultos mayores, y una mínima respuesta hacia el concepto de desarrollo humano en el mundo”.
La egresada de la licenciatura en Trabajo Social, que desarrolla la investigación “Género en la vejez y el proceso de envejecimiento”, consideró que el Estado carece de una respuesta a la situación de las mujeres en esa condición. Si bien existe el Instituto Nacional de las Personas Adultas Mayores (INAPAM), su visión no las considera de manera específica.
Por ello, Niño Zúñiga refirió que esta indagación busca demostrar que ellas atraviesan un proceso de choque, porque quizá sean de las últimas generaciones que todavía abonan al cuidado familiar. 


En la parte productiva
Hay un cambio en el rol, y no porque sea un grito de liberación, sino porque la coyuntura económica ha convocado a ese sector a estar en la parte productiva.
Además, la sociedad está acostumbrada a que los hombres son quienes proveen, tienen un trabajo reconocido y remunerado, pero en el momento que llega el proceso de jubilación y no tienen qué hacer, enfrentan un choque en el entorno de la familia.
Por lo general los varones adultos mayores están ausentes de la familia. “Si ocurre el proceso de la pensión o jubilación y regresan al cobijo o a la calidez familiar, las mujeres, que siempre han estado ahí, chocan, es como si tuvieran una nueva relación”.
La universitaria describió que comúnmente en esos encontronazos se dan dos procesos poco conocidos y analizados: separaciones y divorcios a esta edad, o síntomas de depresiones muy fuertes, que afectan la salud de ambos géneros.
Las mujeres, por constitución biológica, física y social, están más acostumbradas a la parte activa, aunque no remunerada. Empero, los hombres, al no encontrar este eco, caen en depresiones, que muchas veces los lleva a perder el control de sí mismos.
Por ello, propuso un enfoque multidisciplinario. Ante la modernidad y la globalización, es necesario abrir las miradas para atender a grupos específicos en la población. Desde el trabajo social consideramos de manera integral la salud, la educación, cimentar el concepto de ciudadanía en este sector, que sean sujetos de derechos, y construir comunidad. Además, en este proceso se debe involucrar a otras generaciones: jóvenes, niños, y quizá féminas de mediana edad.
Niño Zúñiga mencionó que la política social en la urbe está en un proceso de calidad, pero no del todo; las políticas sociales que hay son enunciativas. En específico, en el tema de las mujeres son meramente de atención inmediata, pero sin transformación.
Las adultas mayores en la Ciudad de México encuentran eco en que les den una tarjeta de apoyo y tengan cierta calidad en la atención, pero eso no las hace vivir mejor, concluyó.

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