Según datos de la Organización Mundial de la Salud, la leche materna es ideal durante los primeros seis meses de vida y complementaria en los dos primeros años, debido a que protege al recién nacido de enfermedades comunes de la infancia, tales como diarrea o resfriados; además de ser considerado un laxante natural.
No obstante, algunos recién nacidos no pueden consumir leche materna por factores sociales y fisiológicos, entre los que se encuentran las largas jornadas laborales de la madre o que su organismo no produzca suficiente alimento.
De acuerdo con estimaciones médicas, por cada 10 madres primerizas, entre una y dos mujeres no generan leche materna a consecuencia de la llamada depresión posparto, estrés o problemas hormonales (falta de prolactina).
Sin embargo, en ocasiones el recién nacido es quien dificulta la alimentación del seno materno debido a problemas al momento de deglutir o succionar el líquido.
“A esa situación se suman problemas de índole congénito, tal como ocurre con el paladar hendido, el cual tiene una prevalencia de dos por ciento de la población a nivel mundial”, señaló el doctor José Luis Martínez, vocero de la compañía japonesa Pigeon.
Según el pediatra y neonatólogo, actualmente existen alternativas tecnológicas que facilitan a los niños aprovechar los beneficios de la leche materna.
Ejemplo de ello son los biberones de nueva generación, los cuales están fabricados a partir materiales con una textura más agradable, menos tóxicos y con formas que asemejan al cuerpo materno.
Estos biberones basan su diseño y materiales en los factores naturales de la succión que hace el recién nacido al momento de alimentarse, como es la sujeción (la boca sujeta el seno materno), el movimiento peristáltico (que ocurre para succionar la leche) y cuando traga la leche.
Así, los hay hechos con silicona que permiten el movimiento natural de la lengua y labios, o aquellos que tienen la forma y el tamaño apropiados para estimular la función de succión.
(Agencia ID)
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