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miércoles, 9 de mayo de 2012

A la gente le encanta hablar sobre sí misma

Imagen de noticias HealthDay


¿Tiene algo que informar sobre sí mismo? ¿Quizás una opinión, o actualizar su estatus? Quizás a nadie le importe excepto a usted, pero una nueva investigación sobre el cerebro sugiere que uno puede lograr sentirse mejor simplemente al compartir.
Los participantes que hablaron sobre sí mismos mostraron señales de actividad en áreas del cerebro que se relacionan con el valor y la motivación, señaló Diana Tamir, autora líder de un estudio que aparece en la edición de esta semana de la revista Proceedings of the National Academy of Sciences.
"Esto ayuda a explicar por qué algunas personas participan tan obsesivamente en esta conducta. Se debe a que les provee cierto respaldo en un valor subjetivo. Básicamente, hace sentir bien", señaló Tamir, estudiante de postgrado del Laboratorio Social de Neurociencia Cognitiva y Afectiva de la Universidad de Harvard.
De hecho, los investigadores hallaron que las regiones del cerebro que son activadas al hablar sobre uno mismo son también responsables de la emoción que se siente con la comida, el sexo, el dinero y la adicción a las drogas, señaló Tamir.
Los hallazgos son más que una curiosidad científica, aseguró Tamir, si se toma en cuenta la cantidad de tiempo que la gente pasa hablando sobre sí misma. Un cálculo plantea que entre el 30 y el 40 por ciento de lo que uno habla tiene que ver con uno mismo.
"Compartir información sobre uno mismo es una conducta que todos hacemos todo el tiempo, un día sí y el otro también. Cuando uno habla con las personas, con frecuencia hablan sobre sí mismas", aseguró Tamir. "En Twitter y en Facebook, las personas publican principalmente información sobre lo que piensan y sienten en el momento. Esta es una prueba sobre por qué lo hacemos".
En el estudio, Tamir y un colega llevaron a cabo varios experimentos con sujetos cuyos cerebros se escanearon mientras se les pedía que hicieran varias cosas.
En un experimento, 78 participantes alternaron entre revelar sus opiniones propias (sobre cosas como si preferían el café o el té) y juzgar las opiniones de otros mientras veían sus fotografías.
En otro experimento, 117 personas alternaron entre hablar sobre los rasgos de su personalidad (entre otras cosas, declarando si eran "curiosos" o "ambiciosos") y los del presidente de EE. UU. en ese momento, ya fuera George W. Bush o Barack Obama.
Los investigadores hallaron que ciertas partes del cerebro se activaban más cuando las personas hablaban sobre sí mismas. En términos de valor monetario, los participantes valoraron poder compartir un pensamiento en alrededor de un centavo, apuntó Tamir. "En inglés, tenemos un refrán que ofrece un centavo por compartir lo que uno piensa".
Entonces, ¿por qué animo la evolución a los humanos a sentirse bien cuando hablan sobre sí mismos? "Estamos realizando algunas pruebas para ver qué rol más general podría tener esta conducta, si la motivación de las personas a hacer revelaciones personales cambia dependiendo de sus motivaciones por vincularse con alguien", planteó Tamir. "Algunos estudios muestran que mientras más divulgamos sobre nosotros mismos a alguien, mejor nos cae y mejor le caemos. Quizás tenga algo que ver con la formación de vínculos sociales".
Paul Zak, investigador sobre el cerebro y director fundador del Centro de Estudios Neuroeconómicos de la Universidad de Postgrados de Claremont, dijo que los hallazgos son "muy convincentes" y ofrecen información sobre la evolución de los humanos.
"Si una criatura social no divulgase información, entonces las demás criaturas podrían dejar de interactuar con ella", planteó. "Los animales lo hacen con olores y movimientos, y los humanos con lenguaje. Este estudio revela la forma en que nuestros cerebros evolucionaron para motivar la sociabilidad, lo que es bastante chévere".

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